Conxuro a la amistad

 


    Ahora que las noches del verano invitan a cena con amigos, quiero traer del recuerdo aquellas noches que, después de grandes luchas con las llamas de los incendios forestales, en aquel momento en Galicia, llegaban aquellos otros momentos que nos permitían descansar entre compañeros y amigos, con algún churrasco entre los dientes y buen vino de la ribera del Sil o albariño frío, para terminar con una "queimada"

    Tal vez deba explicar que significa este término, allá en la tierra gallega. Una vez terminada una cena practicada alrededor de una parrilla, sin asientos, donde los únicos protagonistas son el churrasco, las salchichas y el buen vino, llegaba el momento de apagar todas las luces que hubiere y en un cuenco de barro abierto, para su mejor oxigenación, se echan unas buenas botellas de orujo puro, de aquel que siempre aparecía por arte de magia, procedente de algún alambique familiar. 

    Para que el orujo no se sintiese solo se depositaban algunas cortezas de limón y unos granos de café.

    Era el momento solemne de que alguno de aquellos bravos guerreros en la lucha contra el fuego precisamente en sus minutos de libertad y amistad acudiesen a aquel fuego para convocar a toda clase de "Espíritus" y yo evocando aquellos mismos aires de libertad quiero hacer un "conxuro a la amistad" para compartir en alguna de estas noches entre amigos. Y dice así:
 

"CONXURO A LA AMISTAD"


(EL FUEGO COMIENZA A ARDER)

 

Aquí, muy cerca de este fuego

que ahora comienza:

pequeño, tímido y trémulo,

abrumado por la oscuridad de la noche,

quiero convocar a mis amigos,

para edificar, juntos,

el conxuro a la amistad.

 

Pura, de un azul pálido,

germen insignificante,

incrédula de su poder,

la llama se refugia en el cazo,

asustada de su desnudez,

inquieta...por las miradas

como la amistad en la niñez,

donde la aventura es un juego,

débil hasta el olvido...

si se mueven los vientos de una decisión,

cambian la llama de dirección,

y en silencio... se apaga el fuego.

 

De esas amistades olvidadas,

convoco vuestro reproche,

quiero escuchar el lamento

de por qué no fueron cultivadas...

de por qué nombradas esta noche,

quizás… ¿porque ardieron sin sonido?.

 

Mas el fuego crece

inundando la vasija de color,

cambiando el azul...en dorado

y el calor tímido nace,

con sabor de adolescencia,

cuando se inflama el candor,

y se olvida la inocencia,

entonces....

la amistad es...creencia.

 

como la lumbre en este estado,

el amigo se disfruta a cinco sentidos

y su pérdida...causa cicatriz

que perdura primero siendo herida

y el dolor…nunca se deja de sentir.

 


¿Quién en aquel momento

me podía decir...

que, en esta reunión de intimidad,

vosotros, mis amigos del alma,

no podríais estar?

 

A vosotros principalmente,

convoco en lugar preferente,

cuando la llama...

comienza a ser hoguera

y las sombras, ...

cualquiera que fueran,

olvidaron su oscuridad

iluminadas...por la nostalgia

de aquella invencible amistad.

 

Pero no quiero fuego compacto

y alzando el cazo invito,

al aire cántabro con sabor a mar,

 a escaladores de cumbres

y otros espíritus libres

que la vida no pudo atrapar,

a que habléis….

 acariciando la lumbre

con vuestro susurro de libertad.

 

Ya la llama se apaga,

dejando néctar al paladar

y la evocación finaliza

invitándome a rezar,

mi oración...

no tiene espíritus por destino

sino el corazón de los vivos,

mi plegaria...es corta y fugaz

alzo mi copa y digo:

¡Por vosotros amigos!

¡Viva la amistad!

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