Conxuro a la amistad
Para que el orujo no se sintiese solo se depositaban algunas cortezas de limón y unos granos de café.
Era el momento solemne de que alguno de aquellos bravos guerreros en la lucha contra el fuego precisamente en sus minutos de libertad y amistad acudiesen a aquel fuego para convocar a toda clase de "Espíritus" y yo evocando aquellos mismos aires de libertad quiero hacer un "conxuro a la amistad" para compartir en alguna de estas noches entre amigos. Y dice así:
"CONXURO A LA
AMISTAD"
(EL FUEGO COMIENZA A
ARDER)
Aquí, muy cerca de este fuego
que ahora comienza:
pequeño, tímido y trémulo,
abrumado por la oscuridad de la noche,
quiero convocar a mis amigos,
para edificar, juntos,
el conxuro a la amistad.
Pura, de un azul pálido,
germen insignificante,
incrédula de su poder,
la llama se refugia en el cazo,
asustada de su desnudez,
inquieta...por las miradas
como la amistad en la niñez,
donde la aventura es un juego,
débil hasta el olvido...
si se mueven los vientos de una
decisión,
cambian la llama de dirección,
y en silencio... se apaga el fuego.
De esas amistades olvidadas,
convoco vuestro reproche,
quiero escuchar el lamento
de por qué no fueron cultivadas...
de por qué nombradas esta noche,
quizás… ¿porque ardieron sin sonido?.
Mas el fuego crece
inundando la vasija de color,
cambiando el azul...en dorado
y el calor tímido nace,
con sabor de adolescencia,
cuando se inflama el candor,
y se olvida la inocencia,
entonces....
la amistad es...creencia.
como la lumbre en este estado,
el amigo se disfruta a cinco sentidos
y su pérdida...causa cicatriz
que perdura primero siendo herida
y el dolor…nunca se deja de sentir.
¿Quién en aquel momento
me podía decir...
que, en esta reunión de intimidad,
vosotros, mis amigos del alma,
no podríais estar?
A vosotros principalmente,
convoco en lugar preferente,
cuando la llama...
comienza a ser hoguera
y las sombras, ...
cualquiera que fueran,
olvidaron su oscuridad
iluminadas...por la nostalgia
de aquella invencible amistad.
Pero no quiero fuego compacto
y alzando el cazo invito,
al aire cántabro con sabor a mar,
a
escaladores de cumbres
y otros espíritus libres
que la vida no pudo atrapar,
a que habléis….
acariciando la lumbre
con vuestro susurro de libertad.
Ya la llama se apaga,
dejando néctar al paladar
y la evocación finaliza
invitándome a rezar,
mi oración...
no tiene espíritus por destino
sino el corazón de los vivos,
mi plegaria...es corta y fugaz
alzo mi copa y digo:
¡Por vosotros amigos!
¡Viva la amistad!
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